1’000,000

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0 seguidores él tenía cuando le sugerí la idea de iniciar su vida virtual, su rostro mostraba confusión y desconocimiento, el mío mostraba emoción. Lo conocía de toda la vida y esta era definitivamente una oportunidad para que los demás vieran lo grandiosos que era. Tomé su teléfono e ingresé la clave que desde hace tiempo ya sabía, seguido hice todo lo necesario para abrir una cuenta nueva, una puerta a un mundo nuevo. No lo había terminado de convencer pero sabía que el tiempo no aseguraría que iría a tomar el primer paso por iniciativa propia. Yo mismo lo había decidido. Requería una foto de perfil y sabía cual sería la perfecta para la ocasión. Busqué por minutos en la galería hasta encontrar aquella foto que él llamaba «demasiado» pero que yo consideraba lo más auténtico que hubiera podido presenciar en mi vida. No pregunté, no ocupaba. Seleccioné la foto de una de sus presentaciones y finalmente el perfil vio la luz pública.
Y como era de esperarse, yo fui su primer seguidor.

100 seguidores él tenía cuando yo empecé a compartir las fotografías que él subía y los videos de los eventos previos en los que había participado, siempre había pensado que el talento no debería desperdiciarse y debía ser apreciado por los demás. Lo que él lograba transmitir en cada fotografía o video  y el a veces auténtico humor con el que los acompañaba hacían de algo tan usual una experiencia única. Sus amigos lo halagaban cada vez que lo veían mientras que los amigos de sus amigos preguntaban por él, querían conocerlo, para ellos él parecía ser una persona interesante… Y lo era. Era notorio cómo él todavía no se acostumbraba al ritmo de la web, pero no tardaría mucho en seguir la corriente.

200 seguidores él tenía cuando notó que empezaba a disfrutar la atención que estaba recibiendo, cuando empezó a sentir que le importaba a otros por lo que hacía y a veces simplemente por quien él era. Sentir la atención a través de los comentarios, mensajes y «me gusta» le hacía pensar que los demás aprobaban sus acciones. Nunca antes lo había visto tan feliz y nunca antes había sentido tanta ambición por lo que el futuro podría tenerle reservado. La energía positiva que mostraba cada que salíamos no la había experimentado antes, y me hacía feliz. Me hacía feliz el hecho de que él estuviera contento. Pasó de actualizar su perfil 1 vez al día a 3 veces al día, la gente comentaba y nuevas personas lo seguían. Su trabajo que había estado escondido desde hace años por fin recibía algo del reconocimiento merecido. La persona que hasta hace unas semanas había sido el individuo invisible del grupo pasó a ser el blanco de preguntas sobre lo que hacía, sobre en lo que él era bueno.

Lamentablemente existen cambios.

1,500 seguidores él tenía cuando su mirada empezó a preferir la pantalla que mi presencia, cuando la felicidad y emoción aún se hacían notar, pero solo en raras ocasiones, cuando su presencia solo era encontrada en línea y toda su personalidad y los atributos que lo hacían él mismo lentamente se escapaban de su ser silenciosa y progresivamente. No sabía lo que estaba pasando y pensaba que algo malo estaba ocurriendo en su vida. Intenté encontrar la razón por mucho tiempo, sin embargo nadie en su familia o círculo social parecía notar lo que yo podía ver con claridad. La idea del cambio abrupto no me dejaba pensar con objetividad. Intenté hablar varias veces sobre esto pero no lograba que de la conversación saliera algo de valor. Empecé a cuestionar mi capacidad de evaluar la aparente situación de los demás, repasé todos los indicadores y me negaba a categorizar el caso como un simple malentendido.
Después de varias semanas terminé por adaptarme a los cambios que, en el fondo de mi ser, aún consideraba como una alerta. Pensé que era simplemente una mala etapa por la cual estaba pasado, todos tienen ese tipo de casos.

30,000 seguidores él tenía cuando recibió su primera invitación a un evento de talla nacional. Era un gran paso que había logrado tener gracias a su esfuerzo, tiempo, trabajo y perseverancia. Se lo merecía y todo mundo lo sabía. Le ayudé a empacar mientras me daba detalles de los eventos de los cuales él sería parte. Disfruté que el espíritu y la energía positiva que hacía meses que no veía por fin hacían su triunfal regreso, y deseé que hubiera más momentos como estos en el futuro; después de todo, lo único que quería era lo mejor para él. Era la primera ocasión en que su ambición llegaba a niveles tan altos, me alegraba que estuviera dispuesto a trabajar duro en sus proyectos personales para construir poco a poco algo más grande que pudiera cambiar su vida significativamente.

Iba a estar fuera por una semana completa. pero sabía que él iba a hacer todo lo posible por contarme lo que estaba viviendo diariamente. Ya lo había hecho antes, no había razón por la cual dejara de hacerlo. Le ofrecí llevarlo al aeropuerto esa tarde, pero aparentemente alguien más ya lo iba a hacer. Un nombre que nunca había escuchado antes sonó en la habitación mientras se ponía su mochila al hombro y tomaba ambas maletas para empezar su partida. Decidí despedirme ahí mismo.


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100,000 seguidores él tenía cuando terminó en una clínica médica por un par de días debido a desmayos frecuentes. Él había descuidado su alimentación y había llenado completamente su calendario de actividades, causándole varios problemas de salud que debían de tratarse antes de tornarse en algo más serio. El doctor dijo sus palabras finales y lo envió a casa. Yo estaba con él. Nunca en mi vida lo había visto tan falto de vitalidad. Su mirada rara vez daba indicios de total consciencia, necesitaba un descanso de todo por lo que estaba pasando. Lo llevé a su habitación mientras alguien le preparaba algo de comer en la cocina.
No voy a olvidar como aquella plática que tuve aquella noche sobre lo importante y crucial que era dejar todo lo demás a un lado y centrarse en la salud de uno mismo pasó a ser un ataque a todo por lo que él había trabajado desde hace años. Un ataque a su persona, a sus creaciones. Fue la primera vez que desconocí a aquella persona en la cama, desnutrido, pálido y débil. Una persona que estaba al borde de una crisis personal pero con miles de ojos de personas que lo quieren exprimir enfocados en él. No se daba cuenta que el exigirse tanto para satisfacer a otros lo iba a terminar destruyendo, que el propósito inicial no era mantener felices a otros, sino crear la plataforma para poder ser feliz haciendo lo que uno disfruta. No se dio cuenta de eso conmigo, era obvio que no lo haría con alguien más.
Aquella noche salí por la puerta principal con la intención de volver la mañana siguiente con una nueva estrategia para evitar de nuevo un malentendido. Tenía en mente el nuevo estilo de vida que él había adquirido, y mi objetivo no era acabar con lo que había creado, mi objetivo era que eso que él había creado no terminará por destruirlo a él.
La mañana siguiente llegué a su casa para solo enterarme que él ya estaba en un vuelo.

500,000 seguidores él tenía cuando dejó de contestar mis mensajes, cuando empezó a rechazar mis llamadas y a ignorar cualquier tipo de intento de comunicación que hacía. Lo único que tenía para darme una idea de lo que estaba viviendo era el perfil que yo mismo había creado meses atrás. Analizaba todas y cada una de las fotos y los videos tratando de encontrar algún tipo de pista que me dijera qué era lo que había pasado en realidad. Pensaba en todas y cada una de las posibilidades pero siempre terminaba con las manos vacías y lleno de más cuestionamientos. Notaba cómo sus recientes publicaciones sugerían momentos de felicidad o de satisfacción, pero recordaba que aquellos tipos de publicaciones eran las mismas que existían cuando se encontraba en lo que aquel entonces consideraba su momento más bajo en la vida.
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La gente lo amaba, la gente lo seguía 24/7. No estaba seguro si lo querían más que lo que yo lo había hecho, o si lo hacían solo por lo que podían apreciar y no por lo que podría ser. Lo único de lo que podía estar seguro era que nadie lo conocía tanto como yo, y estaría dispuesto a ayudarlo incluso en sus momentos más bajos. La situación en general era agridulce: Me preocupaba por su verdadero estado, no por el que las redes sociales mostraban, sino por el real, y al mismo tiempo sabía que todo esto era parte de lo que él soñaba y pensaba que nunca lograría.
Semana a semana pasaba por su casa y preguntaba por él a pesar de saber que ya no vivía ahí y que sus visitas eran menos frecuentes que los inviernos. Hubo momentos en los que consideré resignarme y seguir con mi vida, no podía permitirme seguir con este tipo de sufrimiento por alguien que aparentemente no ocupaba de mi compañía, tenía 500,000 personas cuidándolo y preocupándose por él. De seguro hasta contaba con un equipo que cuidaba de su salud, dietas y rutinas de ejercicio. Todas las personas populares tienes a esos. Seguramente está en buenas manos y todo lo que yo podría hacer alguien más lo está haciendo mejor.

900,000 seguidores él tenía cuando todo cambió de nuevo. No sabía lo problemáticos que podrían ser los malentendidos. Una ola de odio se desencadenó sobre él seguido de un escándalo del cual todos querían formar parte. Palabras habían sido tomadas fuera de contexto y el drama no espero. Para cuando el problema estaba siendo aclarado ya era muy tarde, la multitud había dado media vuelta y aquellos que una vez mostraban apoyo incondicional ahora le lanzaban amenazas y palabras de odio. Guy, Man, People, Dark, Shadow, Hands, Sad, Crying
Y aún así… Nada en su perfil cambió. Él seguía dando la imagen que siempre había querido dar. No estaba seguro si no había sido afectado o si lo estaba tratando de ocultar. No había forma de saberlo. Me limité a leer comentarios y artículos sobre el tema por días; a ver cómo había individuos que disfrutaban el hacer sufrir a los demás aún cuando no tuvieran la capacidad de hacerlo en persona. Pensaba que ya había superado esa etapa varios meses atrás, pero la verdad era que quería saber el estado de él, el verdadero.
Tomé una mochila con un poco de ropa y me dirigí a su antigua casa para preguntarle a sus padres el lugar exacto donde él se encontraba. Sorpresivamente me dieron la información sin cuestionamientos, ellos sabían que algo andaba mal pero no se atrevían a preocuparse por su propio hijo. Tomé el primer vuelo con la esperanza de tener la oportunidad de por lo menos hablar una vez más con él sobre todo lo que había pasado. Para quitar ese sabor amargo de nuestra última visita y para servir de apoyo moral durante esta etapa. Sus creaciones, las cuales siempre compartía en su perfil, eran su vida; y el simple hecho de pensar que de le noche a la mañana la gente hubiera pasado de amarlas a repudiarlas me mantenía constantemente inquieto. Veía el teléfono cada minuto, esperando por una actualización o un indicio de vida. Lo único que acaparaba mi atención era como los números crecían mucho más rápido que lo normal. El escándalo se había salido de control.

980,000 seguidores él tenía cuando llegué a su casa, cuando empecé a tocar la puerta frenéticamente esperando una respuesta. Al ver que no daba resultado alguno empecé a gritar su nombre, no pretendía despertar a los vecinos pero no me quedaba de otra. Después de escasos 3 minutos de estar gritando a todo pulmón uno de los vecinos se acercó a mí para decirme la segunda peor noticia que me han dado en mi vida. Él se encontraba en un hospital cercano, había sido trasladado minutos atrás por una emergencia y los vecinos habían salido al escuchar la sirena pero nadie sabía la causa. La cara de terror combinada con confusión se habían apoderado de la señora que me daba la noticia. Mi corazón empezó a latir de manera descontrolada mientras sentía que mis presión se iba a los suelos. Tenía un mal presentimiento. Pedía la dirección del hospital y me dirigí rápidamente mientras veía constantemente la pantalla de mi celular deseando que nadie lo diera a conocer en línea, ya que harían las cosas mucho más complicadas.
Los minutos más lentos y difíciles le siguieron, deseando ser capaz de teletransportarse mágicamente a donde él estaba y mostrarle que tenía algo de apoyo. No sabía lo que había pasado exactamente o cuál era la causa por la cual él había sido trasladado de emergencia, pero mi mente imaginaba toda clase de historias basadas en las posibilidades, cada una peor que la anterior. Ya no podía perder más tiempo.
Atravesé las puertas del hospital, el peor momento de mi vida. Las caras que el equipo médico tenía mientras hacía las preguntas para localizarlo debieron haberme dado una idea de lo que se venía.

1’000,000 de seguidores él tenía cuando la decisión de no seguir lidiando con los problemas tomó efecto, cuando me dieron la peor noticia de mi vida.
Cada día me recuerdo a mí mismo que él no ocupaba un millón de seguidores para sentir el apoyo necesario para realizarse. Me deprime que para él el mundo haya sido visto de una manera diferente que lo dirigió a un hoyo sin salida. El no ocupaba un millón, solo ocupaba uno, uno de verdad. 


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