Las Décadas De Desinformación Por Venir
8 minutos de lectura-El cambio del milenio en una década-
Muy lejos están los días en que la mayoría de nosotros confiaba en los diversos noticieros televisivos, respetaba lo que la prensa comunicaba, y se abstenía de cuestionar lo que la radio ponía al aire. Eran tiempos donde los medios de comunicación eran limitados a ciertas compañías que tenían el poder financiero y la capacidad laboral de incursionar en el medio y trabajar en su reputación “a favor” de la verdad. No es sorpresivo ver cómo las generaciones jóvenes de hoy ven a la televisión, la radio y la prensa con un filtro que a veces es irreconocible para sus contrapartes de generaciones pasadas.
El constante detrimento de la confianza en los medios de comunicación y el hambre por algunos de encontrar medios alternativos o independientes han abierto, junto al crecimiento y consolidación del internet y redes sociales, un mundo de información con dilemas nunca antes previstos. El cambio de medios tradicionales, como la televisión, a medios digitales como los son redes sociales y portales de noticias independientes es un paradigma de un riesgo para la integridad de sociedades. La era digital le quitó el poder que tenían un puñado de compañías de comunicación y básicamente abrió la puerta a toda una población desesperada por la verdad y cansada de ser objeto de lo que percibían como mentiras y manipulación. Ahora el periodista y el reportero no dependen de las elecciones de ejecutivos, dependen de la exposición que potencialmente podrían llegar a tener en diversas plataformas digitales. Ya no es obligatorio el esperar a ser informado, tú tienes la libertad de informarte en el momento y de las fuentes que quieras.
No es sorprendente ver que diversas encuestas en países como Estados Unidos denotan el cambio drástico de enfoque en medios tradicionales. En 2019, Gallup, una compañía analítica estadounidense con base en Washington D.C. conocida por las encuestas de opinión popular que conduce, reportó que la confianza popular en medios tradicionales se encontraba al 41%, lo que significa que solo ese porcentaje de los encuestados mostraba confianza en televisión, radio o prensa. A pesar de no ser el número más bajo que han reportado (En 2016 reportaron un porcentaje de tan solo 32%) esto expone lo que podría convertirse en un disparador social que influya en el crecimiento de tensiones políticas y culturales.
NOTA: Gallup no ha reportado un porcentaje mayor o igual a 50% desde el 2005. Además, la cifra más alta de lo que va de este siglo ha sido 54% en 2003, el mismo año del inicio de la guerra de Iraq (o Irak).
Hoy es un nuevo día, un ambiente completamente diferente cuando se habla de acceso a información y noticias. De acuerdo con datos del Banco Mundial (World Bank) el porcentaje de individuos que usan el internet a nivel mundial creció de 6.734% en el 2000, a 49.723% en el 2017. Aunado a esto, y basado en datos publicados por The Pew Research Center en julio del 2016, hasta un 81% de adultos estadounidenses llega a informarse haciendo uso de redes sociales y plataformas de noticias en línea, con una diferencia exorbitante al compararse por grupos de edad.
–Ya no es tan fácil distinguir-
Cuando se habla de desinformación, ya sea intencional o accidental, es difícil definir de lo que se habla y generalizarlo en contextos modernos. Pueden ir de absurdas teorías conspirativas en un blog anónimo en la web, a información parcial lanzada deliberadamente de cierta manera para confundir y dividir, a grupos tratando de cumplir agendas políticas mediante falsedades o incluso gobiernos ocultando partes cruciales de reportes al público para crear un consenso irreal basado en una pequeña porción de la historia. No todos han estudiado metodologías de la investigación, no todos saben evaluar que tan fiable son las fuentes de información.
Sentimientos colectivos y corrientes sociales pueden hacer de una pequeña fuente de desinformación, un tsunami de ignorancia que dañe o destruya parte de nuestra integridad como sociedad… Y eso debería preocuparnos. No todos saben cómo analizar y deconstruir una pieza de información para evaluar su validez, pero la mayoría somos bombardeados por información a procesar día a día, ya sea por internet o medios de comunicación tradicionales.
Ejemplos abundan, y algunos de ellos demuestran el poder que mentiras y semi-verdades llegan a tener en el día a día: Campañas de anuncios en redes sociales como Facebook que libremente influenciaron el ciclo presidencial del 2016 en Estados Unidos, la avalancha de sitios web y grupos en línea de personas anti vacunas, la perpetuación de teorías conspirativas como la de la tierra plana, sociedades secretas mundiales, la inexistencia de Australia o la falsa muerte de Michael Jackson. Todas tienen un efecto distinto, dependiendo del grupo demográfico expuesto a la información, el entorno social y político, el nivel de educación de la persona que recibe la información y otro grupo de factores que influyen en el impacto de la desinformación.
A gran escala, la creencia en información que no es fáctica puede crear disturbios en la seguridad nacional, orden púbico, desarrollo económico y bienestar colectivo. Desde sátira a propaganda, todavía no hemos visto lo peor de lo que la propagación de estos como “verdad absoluta” puede llegar a causar en el mundo.
Hablemos de Infowars, un sitio web sobre política, noticias y opinión creado por Alex Jones. Este sitio web es conocido por las teorías conspirativas que publica sin fundamento alguno, las opiniones escandalosas que comparten, y las repetidas veces que se han intentado aprovechar de sucesos mediáticos para venta de productos. Antes de mencionar algunos de sus más renombradas teorías conspirativas, que por cierto, mucha gente creyó y sigue creyendo, es importante mencionar que tan solo en el mes de Febrero del 2020, se estima que Infowars obtuvo alrededor de 8.22 millones de visitas (de acuerdo a medidores de tráfico). Todo su tráfico es orgánico, es decir, no viene de campañas de anuncios en Google. Además, tiene un formidable promedio de visita de casi tres minutos y medio, lo cual significa que un porcentaje significante de los visitantes se mantiene ciertos minutos en las páginas del sitio. Infowars es un sitio web robusto, con un gran número de visitas mensuales, y un público leal que expresa interés por lo que el sitio comparte. Su alcance es impresionante.
Desafortunadamente, algunas de las historias que infowars ha publicado son: la idea que el gobierno tiene armas que controlan el clima, la idea que ciertos químicos en el agua están haciendo que las ranas sean homosexuales, la creencia que una de las peores balaceras escolares en Estados Unidos, en la escuela Sandy Hook, fue actuada y por lo tanto falsa y, por supuesto, Pizzagate. No podría haber mejor ejemplo del poder de la desinformación que Infowars, activa desde el año 1999.
–Pon atención a las redes sociales-
Piensa en esto: Todo lo que ocupas para empezar una campaña de anuncios en Facebook es simplemente una página, un grupo demográfico al cual anunciar, una idea o mensaje el cual quieras transmitir, y algo de dinero para que los anuncios empiecen a aparecer. Suponiendo que el mensaje o idea sea algo falso, como por ejemplo, decir que diferentes universidades alrededor del mundo han encontrado una relación entre el aumento en consumo de ciertos medicamentos y una disminución en casos de cáncer de mama en individuos, hay dos principales resultados. El primero es el ideal, en el cual Facebook o la plataforma social evalúa tu anuncio después de ciertos reportes y lo da de baja, pero el daño ya está hecho con las pocas o muchas personas que estuvieron expuestas al anuncio. O el segundo resultado, en el cual el creador del anuncio cuidadosamente trabaja alrededor de las normas y reglas de la plataforma para que esta no esté totalmente justificada en dar de baja el anuncio, o que pase una y otra vez sobre el radar de verificación, haciendo que el anuncio se siga mostrando sin parar, hasta que la campaña termine.
Es cierto que plataformas globales como lo son Facebook, Twitter y YouTube han estado trabajando para evitar campañas de desinformación, sin embargo, este trabajo no es tan sencillo. Preguntas acerca de los métodos que se usarán para evaluar la información en anuncios dominan el debate en Estados Unidos, país al que pertenecen estas plataformas.
¿Quién estará a cargo de la evaluación: empleados de Facebook o una compañía contratada por Facebook?
¿Qué considerarán como mentiras? ¿La sátira estará incluida?
¿Cómo es que estas nuevas normas no afectan la libertad de expresión?
¿No sería peligroso dejar decidir qué es verdad y qué es falso a una compañía que podría o no tener intereses de por medio y que podría beneficiarse del poder de callar a ciertos usuarios?
¿No sería mejor dejar a los usuarios decidir en qué creer o en que desconfiar?
¿Sería posible que la implementación de este tipo de políticas de comunidad abra la puerta a la censura de información no conveniente para las mismas plataformas?
Es un tema complejo, pero del cual se debe debatir. No en un futuro… Ahora.
Hay diferentes publicaciones en diversos periódicos científicos que hablan a detalle del alcance que mentiras o semi-verdades pueden llegar a tener. Publicaciones como “Defending Against Neural Fake News” (Defendiendo de las noticias falsas neurales), publicado por la Universidad de Washington, habla sobre la posibilidad de que la propaganda empiece a ser generada por inteligencia artificial, es decir, cómo diversos software pueden llegar a tomar características de artículos escritos por humanos, internalizar patrones de escritura y generar artículos que podrían ser utilizados para empezar campañas de lo que ellos llaman “fake news”(Noticias falsas).
Esta publicación también hace énfasis en el desarrollo que plataformas como YouTube podrían tener en sus filtros de contenido. De la misma manera que la plataforma social filtra videos que automáticamente categoriza como pornografía, puede implementar filtros en ciertas categorías de videos para evitar desinformación. Con esto, también sugieren tomar en cuenta descartar prejuicios o preferencias que la compañía tenga.
No hay un camino claro aún, y no es relista esperar que haya uno en los años por venir, ya que este problema es mucho más complejo que otros relacionados con la vida en la era digital. Este tipo de problemáticas y otras surgirán y marcarán una nueva etapa en cómo nos informamos y comunicamos, poniendo diferentes retos a gobiernos alrededor del mundo, que se verán con el desafío de disminuir el impacto negativo de información no fiable o maliciosa en la vida real.
-Fuentes-
- Pew Research Center (Reporte)
- The World Bank (Reporte)
- Encuesta de Gallup
- Defending Against Neural Fake News (Publicación científica)
Concuerdo con que cada día se hace más complicado dilucidar cuando la información es real y cuando es algo que alguien toma por verdad.
«La era de las postverdad » dicen:
Donde toda la información : sin embargo en ese todo entra también la visión parcial de cada uno y así donde la información se vuelve ideal ¿como encaja o como contradice mi idea de lo que «debería» ser ? y la mayoría desechamos la información que no nos encaja y consumimos la que si sin pasarla por alguna metodología de análisis.
Personalmente considero que el problema no esta en el volumen de información si no en el tratamiento que le damos.
No se como este la situación en otros países ni siquiera en otros estados de la república mexicana ( ya que solo conozco el sistema educativo de la ciudad de México y el del estado de mexico) y las primeras herramientas metodológicas que podríamos considerar serias se enseñan hasta el bachillerato (Esto en un país donde la escolaridad máxima de la mayoría es la secundaria ) podemos empezar a ver uno de los factores de esta situación.
(por alguna razón me acorde del vídeo donde contaste como unos chicos de tercero de primaria que no sabían leer )