El Precio De No Dudar
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Me parece increíble que a pesar de la cantidad de información a la cual tenemos acceso actualmente sigan habiendo movimientos sociales y religiosos impulsados por ideas que independientemente de las bases o los fundamentos que tienen, dañan el desarrollo de la sociedad y envenenan la convivencia. Las ideas incrustadas por siglos no son blancos de dudas o de cuestionamientos, mientras que dejamos que esas mismas cuestionen cada pequeña parte de nuestra existencia.
El problema no es tener creencias, el problema es tener creencias las cuales nunca hayamos meditado tener que estén controlando lo más valioso en este mundo, que es tu vida, tu tiempo. Probablemente no te hayas puesto a pensar en la cantidad de decisiones que son tomadas enteramente basadas en las creencias o en la religión que tengas: la gente con la que te permitas convivir, los lugares que puedes visitar, las actividades de las que puedes formar parte, los pensamientos sobre el futuro que puedas tener, las opiniones pre-fabricadas de casi cualquier tema, hasta las reglas morales y los valores con los cuales debes vivir y en un futuro inculcar a tus futuros hijos.
¿Es acaso que debemos dejar de ser curiosos, dejar de preguntarnos el por qué de ciertas cosas?
Pero regresemos al comienzo, cuando tu no sabías que aparentemente tu existencia tenía un propósito y una historia escrita y que tu principal deber en la vida era servir a un ser superior para poder ganar el premio final de gloria eterna. Empecemos con el simple hecho de no haber tenido nunca en realidad la oportunidad de saber todo a fondo, cuando eras llevado a la iglesia rutinariamente siendo un apenas un niño, posiblemente no entendiendo nada de lo que se hablaba, pero completamente convencido de que la vida se trataba meramente de eso, ya que todos los que estaban ahí parecían convencidos, incluyendo tu familia. Recordemos los momentos en los que la pregunta «¿Por qué?» empezó a tornarse como algo prohibido para ciertos temas o empezaba a ser evadida con excusas incoherentes sacadas de la manga disfrazadas de respuestas divinas.
Nunca tuviste la opción, si tu familia te lo hubiera permitido, la sociedad probablemente te hubiera dado un mal tiempo.
¿Por que no pasamos a cosas más significativas? Como cuando nunca se te ocurrió leer aquel libro que según contiene todas las respuestas a las preguntas sobre la vida pero que aún defiendes y dejas que decida tus acciones y opiniones. O como cuando ese mismo libro era utilizado para apoyar la esclavitud en ciertos países y oponer el matrimonio interracial en otros hace apenas unas décadas. O cuando se usa para prohibir el uso de anticonceptivos en países africanos con altos índices de enfermedades de transmisión sexual, o cuando se usa en ciertos países en vías de desarrollo para criminalizar ciertas orientaciones sexuales, resultando en cadena perpetua. Pero no te preocupes, las interpretaciones cambiaron… Ahora ya no es pecado. La excusa de las interpretaciones erróneas simplemente deja en evidencia lo poco confiable de dejarse guiar ciegamente por religiones. Estoy seguro que dejar de interpretar escritos de hace siglos para analizar y enfocarse en los hechos actuales para conseguir respuestas conectadas directamente a la realidad nos darán una visión más objetiva de nuestro alrededor, mucho más auténtica que cualquier metáfora distorsionada por milésima vez para hacer encajar cierto hecho en ella o cualquier respuesta divina tratando de frenar nuestra curiosidad. Me pregunto qué pasará por la mente de aquellos que defienden con su vida un libro que nunca han leído a fondo, ya que si lo hicieran se toparán con un gran número de hoyos para los cuales requerirán cierta habilidad para siquiera pretender tapar.
¿Desde cuando protegerse de enfermedades sexuales usando métodos anticonceptivos merece tortura eterna?
¿Por qué es justificable tener cadena perpetua para alguien con diferente orientación sexual?
¿Por qué si quiera aceptar todo esto de un libro que nunca has leído en su totalidad o en su defecto cuestionado?
No hace falta dedicar mucho tiempo para darse cuenta que todos las preguntas previas son formuladas en base a situaciones que están ocurriendo hoy en día en diferentes partes del mundo. Lo más interesante, e irónico, todo basado en la misma fuente pero con diferentes interpretaciones que se adaptan a su cultura, historia, estilo de vida, hasta raza y clase social.
Estamos pagando muy caro el precio de no dudar, de nunca preguntarse la razón de detrás de las opiniones que acompañan eso que «debemos hacer». El adoctrinamiento nos ha arrebatado la libertad de preguntar a niveles altos, y nos ha hecho abandonar una cultura de debate. No estamos acostumbrados a debatir temas tan importantes como estos sin apelar a falacias básicas, destruyendo cualquier esperanza de una posible realización o una plática con mente completamente abierta y honesta.
Que no se pierda el valor de argumentar en base a tus pensamientos, a la realidad, y a lo que se puede medir, no a ideas pre-establecidas que se siguen por autoritarismo y que no resisten análisis. Que no se pierda el valor de ser humanos y pensar en nosotros como sociedad primero antes que en un jefe de mafia esperando a que cometas un error para darte castigo eterno. Que no se tenga miedo al cambio cuando este incluya un mundo donde la verdad no dependa de creencias, sino que las creencias se basen en la realidad.